La cooperación dentro de la heterogeneidad como condición para generar productos de información: el caso del Repositorio Centroamericano de Patrimonio Cultural

La cooperación dentro de la heterogeneidad como condición para generar productos de información: el caso del Repositorio Centroamericano de Patrimonio Cultural

PARTE II

Por Saray Córdoba González / Profesora jubilada, Universidad de Costa Rica

Expuse en la primera parte de este texto, cómo nació y fue concebido el Repositorio Centroamericano de Patrimonio Cultural. Ahora, en esta segunda entrega, deseo referirme a mis propias reflexiones sobre el cambio que dio el “Repo” y analizar algunos posibles motivos para que este proyecto no pudiera consolidarse, tal como fue concebido originalmente. 

Expuse que este Repositorio se fundamentó en una Red de Repositorios Centroamericanos que apenas llegó a su infancia, por lo que no dio los frutos esperados, y en un trabajo conjunto para documentar sus bases y políticas. 

No obstante, aunque la red que inicial e idealmente planteamos fue adaptada para que pudiera ser viable, es importante preguntarse por qué ese modelo no fue viable. Cuatro ideas puedo lanzar a manera de hipótesis:

  1. La ausencia de una cultura de comunidad: aunque parezca extraño hay mentalidades que creen que sus colecciones no se deben compartir, que necesitan la voz o mandato de una autoridad que esté por encima o que no aceptan el trabajo colaborativo. 
  2. La incomprensión sobre la importancia de aplicar normas y políticas para avanzar en la formación de una colección digital que pueda ser compartida y cosechada a partir de un protocolo de interoperabilidad.
  3. Falta de comprensión sobre las bondades del acceso abierto, el miedo a perder el control de las colecciones, el falso temor al plagio o su comercialización posterior. Aún después de veinte años de existencia de la BOAI existen voces interesadas en anular los avances de esta iniciativa.  
  4. La falta de recursos para la digitalización de los objetos, adquisición de equipo, o contratación de recursos humanos, lo cual siempre viene a ser una limitación importante.
  5. Y la de mayor influencia, las condiciones político-estructurales de la región que se reflejan en la inestabilidad, la desigualdad crónica y la crisis económica, política y social de las últimas décadas (Estado de la Región, 2021). El cambio de las personas que inicialmente impulsaron la red o de autoridades dentro de las instituciones, provocaron el retiro del apoyo que se observó al inicio. 

En fechas más recientes (véase Póster con datos del 2021) el Repositorio muestra un uso considerable por parte de personas que superan la región centroamericana, lo cual quiere decir que a pesar de los tropiezos, este se ha ido convirtiendo en un valioso instrumento para la investigación en el mundo.

LOS REPOSITORIOS DE ACCESO ABIERTO Y LA DIGITALIZACIÓN DEL PATRIMONIO CULTURAL

Jean Claude Guédon define el acceso abierto de una manera muy sintética: “Acceso abierto es simplemente una forma de expresar el fértil cruce de una verdadera cultura científica con las nuevas tecnologías para crear el sistema de comunicación óptimo que la ciencia necesita” (Guédon). De esta forma, la ciencia o la investigación científica necesita de la tecnología como apoyo para ampliar su producción y dominio y el “acceso abierto amplifica el valor social de la investigación”, tal como lo expone la BOAI. De ahí que la idea original para proteger y diseminar el patrimonio cultural centroamericano fuera respaldada por un repositorio de acceso abierto y no por un archivo, base de datos o colección digital como es común encontrar en la web. 

Las bibliotecas deben ser un repositorio de los resultados de la investigación y los metadatos relacionados fiables y duraderos pero además, deben liderar esfuerzos colaborativos para desarrollar modelos para la gestión y preservación de los resultados de la investigación. El patrimonio cultural de Centroamérica solo puede convertirse en una rica fuente de conocimiento si este es accesible; si no se encuentra escondido en los estantes de las bibliotecas, en las salas de los museos o en las carpetas de los archivos como patrimonio local. 

Basándome en esa justificación existen ejemplos que podría destacar; iniciativas exitosas que cumplen con ese cometido que han develado parte del conocimiento existente en la región, para que este reúna la producción documental en un solo sitio. El SIIDCA es uno de ellos que fue concebido desde el año 2000 y más tarde apoyado por el CSUCA, aún antes de contar con la tecnología que existe hoy, dado el reconocimiento sobre su necesidad e importancia. Ha sido liderado por las directoras de las bibliotecas de las universidades miembros del CSUCA. Además, aporto dos modelos de repositorios de objetos culturales y artísticos –como el que nos ocupa- muy importantes en el mundo, son Mexicana y Europeana. Ambos han nacido bajo la institucionalidad –en el primer caso, la Secretaría de Cultura de México- y en el segundo bajo la figura de Europeana Foundation que es una comunidad consolidada. Estos modelos nos dicen que su construcción es necesaria, fundamental y viable, aunque la organización y el contexto de cada uno varíe en relación con el Repositorio Centroamericano.

UN ACERCAMIENTO DESDE MI PERSPECTIVA 

Para formar un repositorio a partir de colecciones dispersas que se han desarrollado individual o institucionalmente desde años atrás, es necesaria la conjunción de voluntades para conformar una comunidad. Cuando esa comunidad está al amparo de una institución que los organiza y sostiene o financia, el trabajo es más sencillo, pero si hubiera que crear la comunidad partiendo de cero, para lograr su organización como en este caso, el alcance de sus metas se complica porque se requiere un mayor nivel de compromiso. 

Por otro lado, el análisis a la luz de la cultura nos ayuda a comprender el comportamiento de la sociedad en la que los grupos se relacionan de manera compleja, con sus imaginarios, actores y zonas en disputa que la hacen posible y por ello, destacamos la importancia de mostrar aquellos conocimientos tradicionales que contienen sabiduría y universos simbólicos para construir la ecología de saberes (Santos, 2010). De esta manera, destacamos el conocimiento que ha sido lanzado al ostracismo o desconocido por no darle valor; a veces como respuesta a presiones políticas, sociales o económicas.  

El patrimonio cultural no es estático; es permanentemente cambiante y variado. El respeto y a la diversidad cultural y la creatividad humana es el producto del conocimiento de nuestro patrimonio. Por ello, hablamos también de multiculturalidad en una región que mantiene una compleja red de relaciones que se arrastran desde la Colonia y de decolonialidad (Quijano, 2007), porque necesitamos deconstruir nuestras sociedades para redescubrir nuestra identidad política y cultural. Por ello, es necesario el aporte de fuentes de datos e información para que la investigación se pueda desarrollar y multiplicar. Todos esos elementos deberán coincidir para abrir la estructura que contiene tanta riqueza, aun más cuando contamos con el apoyo de la tecnología para facilitar esa apertura. 

En síntesis, es importante concluir con Gordillo (2017) que, en ciertos contextos es clave pensar a la biblioteca multicultural no como un lugar físico, circunscrito a un área geográfica o a una comunidad étnica específica, sino como una gama de servicios interculturales que se pueden integrar a las bibliotecas convencionales (públicas, universitarias, municipales, etc.) donde la biblioteca multicultural sería más bien una categoría analítica que comprende que la cultura en la contemporaneidad es dinámica, fluctuante y móvil, y que puede auxiliar la efectivación de una ecología de saberes. 

Esa imagen descrita es precisamente la de un repositorio; una herramienta mucho más dinámica y flexible que se adecúa a esos cambios. 

REFLEXIONES FINALES

El eventual fracaso del trabajo cooperativo no solo lastima el ego de quienes hacemos esfuerzos por construir herramientas visibles y que sean objeto de aceptación, sino que estamos provocando que las fuentes de conocimiento queden limitadas y fraccionadas o que una empresa multinacional logre hacer su negocio con los bienes patrimoniales intangibles, como ha sucedido con el patrimonio arqueológico o el documental. Si se dice que no existen políticas y recursos en América Central para digitalizar y hacer accesibles las fuentes de conocimiento que puedan dar luz sobre el propio desarrollo cultural de la región, nunca habrá investigación oportuna y pertinente. ¿Qué se esconde detrás de esas fuentes? Quizás al redescubrir nuestra identidad regional política y cultural, desentrañamos esa relación poder-saber que nos caracteriza y decidimos deshacernos de ella. 

La creación de una red que apoye el Repositorio pasa por reconocer el valor de la cooperación, dado que la unidad de esfuerzos provocará la reproducción del conocimiento y a su vez, al conocernos mejor, mayores posibilidades habrá de allanar el camino hacia los cambios que necesitamos en la región. Para expresarlo más claro, traigo la acertada respuesta que nos ofrece García Canclini y que la comparto plenamente: “Comunicar a los diferentes, corregir las desigualdades y democratizar el acceso a patrimonios interculturales se han vuelto tareas indisociables para salir de este tiempo de abundancia mezquina” (García, 2006, p. 241). 

¿Por qué se dice que no existen recursos en América Central para digitalizar y hacer accesibles las fuentes de conocimiento que puedan dar luz sobre el propio desarrollo cultural de la región? ¿Cómo convertir en fortaleza este desencuentro entre afirmación de la diferencia e impugnaciones a la desigualdad? Las respuestas quedan pendientes para profundizarlas en un estudio que se haga a partir del ya existente Repositorio Centroamericano de Patrimonio Cultural. El sueño de buscar la unidad dentro de la heterogeneidad de las colecciones y diferentes condiciones institucionales, no se ha desvanecido. La red significa conectarse y como afirma García (2006), “tener cultura es estar conectado”.

Por Saray Córdoba González


Profesora jubilada, Universidad de Costa Rica

Bibliografía: 

García Canclini, Néstor (2006). Diferentes, desiguales y desconectados: Mapas de la interculturalidad. GEDISA. https://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/library?a=d&c=libros&d=Jpm1440 

Gordillo Sánchez, D. (2017). Decolonización, bibliotecas y América Latina: notas para la reflexión. Investigación Bibliotecológica, 31(73), 131-155. https://dx.doi.org/10.22201/iibi.24488321xe.2017.73.57850  

Guédon, Jean Claude (2017). Open Access: Toward the Internet of the Mind. https://www.budapestopenaccessinitiative.org/boai15/Untitleddocument.docx

Quijano, A. 2007. “Colonialidad del poder y clasificación social”, en El giro decolonial: reflexiones para una diversidad epistémica más allá del capitalismo global, Santiago Castro Gómez y Ramón Grosfoguel (comp.), 93-126. Siglo del Hombre Editores, Universidad Central, Instituto de Estudios Sociales Contemporáneos, Pontificia Universidad Javeriana, Instituto Pensar.

Santos, Boaventura de Sousa, (2010). Decolonizar el saber, reinventar el poder. Trilce. http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/Descolonizar%20el%20saber_final%20-%20C%C3%B3pia.pdf     

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¡Mierda, mierda, Mierda! ¡Que se rompan los huesos!: ¡El Repo debe continuar! La cooperación dentro de la heterogeneidad como condición para generar productos de información: el caso…

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